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Actividad física y cáncer: un aliado en cada etapa del tratamiento

  • Foto del escritor: Catalina Saavedra
    Catalina Saavedra
  • hace 3 días
  • 2 Min. de lectura

Cada 6 de abril se celebra el Día Mundial de la Actividad Física, una oportunidad para recordar que moverse es mucho más que una cuestión de deporte: es salud, bienestar y calidad de vida. En el caso de los pacientes oncológicos, la actividad física puede convertirse en un gran aliado en diferentes etapas del tratamiento.

Para profundizar en este tema, conversamos con Nahir Álvarez, entrenadora personal, y el Dr. Carlos Silva, nuestro director médico, quienes nos explicaron los beneficios del ejercicio para pacientes con cáncer y las mejores formas de incorporarlo de manera segura.



Beneficios del ejercicio en pacientes oncológicos

Según el Dr. Carlos Silva, la actividad física tiene un impacto positivo en distintos niveles. En el aspecto físico, mejora la respuesta inmune, lo que es clave en la contención del desarrollo tumoral. Además, ayuda a tolerar mejor los tratamientos y previene la pérdida de masa muscular, un efecto adverso común en ciertos procedimientos oncológicos.


Pero sus beneficios no terminan ahí. La entrenadora Nahir Álvarez destaca que el ejercicio también reduce el estrés, mejora la calidad del sueño, potencia la memoria y genera una sensación de bienestar general. "El 50% de las personas que entrenan lo hacen para desconectar de la rutina, y el otro 50% para mantenerse saludables. Estos dos aspectos van de la mano", señala.


Ejercicio adaptado a cada paciente

El Dr. Silva enfatiza que cada paciente es único y que la actividad física debe adaptarse a su situación particular. No es lo mismo una persona en tratamiento activo que alguien en seguimiento sin terapia. Además, hay casos en los que el ejercicio debe evitarse o regularse, como en pacientes recientemente operados o con metástasis óseas o cerebrales.


Por su parte, Álvarez destaca que lo más importante al iniciar una rutina es generar hábitos sostenibles en el tiempo. "No se trata de exigirse al máximo desde el primer día, sino de encontrar un ritmo propio y respetar el proceso de cada uno", explica.


Existen muchas formas de moverse sin exigir demasiado al cuerpo. Algunas de las más recomendadas para pacientes oncológicos incluyen:

  • Caminatas cortas y pausadas, ideales para quienes se inician en el ejercicio.

  • Yoga y stretching, que mejoran la flexibilidad y reducen el estrés.

  • Natación, una excelente alternativa de bajo impacto.

  • Ejercicios de respiración y movilidad articular, claves para mejorar la postura y reducir dolores musculares.


Motivación y acompañamiento: claves para la constancia

Uno de los principales desafíos al empezar a hacer ejercicio es la inseguridad. "Muchas personas sienten que no coordinan o que no pueden hacer lo mismo que los demás", dice Nahír Álvarez. Para superar esto, recomienda enfocarse en el propio proceso sin compararse con los demás, escuchando al cuerpo y avanzando a su propio ritmo.


Finalmente, el Dr. Silva destaca que la actividad física no solo impacta en la recuperación física, sino también en el bienestar emocional y social de los pacientes. "El ejercicio los ayuda a reconectarse consigo mismos y con su entorno, mejorando su calidad de vida en todos los aspectos", concluye.

En el Día Mundial de la Actividad Física, recordemos que moverse es una herramienta poderosa, también para quienes atraviesan un diagnóstico de cáncer. Siempre con acompañamiento profesional, el ejercicio puede marcar la diferencia en cada etapa del tratamiento y la recuperación.


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