El cambio físico tiene la capacidad de impactar significativamente en la autoimagen y el estado emocional del paciente oncológico. La pérdida de cabello, el cambio en el tono de la piel, o la pérdida de peso pueden provocar una crisis de identidad y sentimientos de vergüenza o angustia. Estos cambios, evidentes para los demás, pueden hacer que el paciente se sienta más expuesto y con menos control sobre su propia historia, especialmente si aún no está listo para hablar sobre su diagnóstico.
En este sentido es clave permitir que el paciente exprese su conmoción y valide sus sentimientos sobre los cambios en su imagen. Dar tiempo para aceptar la pérdida y encontrar recursos adaptativos, como pelucas, turbantes o determinada ropa, puede aliviar el malestar emocional inicial. Cada persona encontrará sus propios métodos y estrategias para adaptarse. Es importante respetar y apoyar estas decisiones.
La alopecia, una consecuencia común de la quimioterapia, es uno de los cambios físicos más frecuentes que enfrentan los pacientes oncológicos. Muchas veces, esta pérdida de cabello genera un duelo anticipatorio, donde el paciente comienza a sentir angustia antes de que ocurra la pérdida física real. La autoestima y el contacto social pueden verse afectados, por lo que resulta fundamental que los pacientes reciban apoyo emocional para enfrentar estos desafíos.
Los familiares y amigos juegan un papel muy importante en lo que concierne al apoyo emocional. Es clave que no intenten cambiar el estado emocional del paciente, sino que validen su malestar y estén disponibles para lo que necesite. Acompañarlo en la elección de pelucas o ropa, así como respetar su deseo de mayor intimidad durante este proceso, puede ser de gran ayuda.
Asimismo, las intervenciones psicológicas resultan un recurso muy valioso para identificar y gestionar el distrés asociado a los cambios físicos. Validar las emociones del paciente y acompañar su duelo puede facilitar la adaptación a los cambios. La psicología puede ayudar a los pacientes a encontrar recursos emocionales para manejar el impacto de los cambios físicos.
Los cambios físicos a menudo impactan en la vida social y laboral de los pacientes oncológicos. Aquellos que se identifican fuertemente con su apariencia pueden sentir mayor angustia y dificultad para aceptar las pérdidas. Otros pacientes se suelen inhibir de conectarse con su entorno social o laboral para evitar la exposición de estos cambios, lo que puede aumentar su angustia. Es fundamental respetar los tiempos de adaptación de cada individuo y no presionar para un regreso a la vida social o laboral si el paciente no está listo.
La comunicación abierta con el equipo médico sobre los efectos secundarios físicos es esencial. El paciente debe sentirse cómodo al expresar sus preocupaciones y necesidades, incluso si son consideradas superficiales. Esto puede mejorar la adherencia al tratamiento y reducir el malestar asociado.
Por último, existen programas de oncoestética que ayudan a los pacientes a adaptarse a los cambios físicos de manera compasiva y amorosa. Estos programas, disponibles para mujeres, hombres y niños, ofrecen espacios grupales para compartir experiencias. También, los espacios de acompañamiento psicooncológico proporcionan apoyo para aquellos que prefieren no participar en grupos.
Desde LALCEC, destacamos la importancia de un entorno afectivo sólido y respetuoso, y continuamos trabajando para apoyar tanto a pacientes como a sus seres queridos en su camino hacia una salud integral.