Soy Marianela, tengo 38 años, y soy mamá de Olivia, de 12 años, y Donato, de 3. Vivo en San Guillermo, Santa Fe, y quiero compartir mi historia de lucha, amor y sanación.
En 2021, durante mi sexto mes de embarazo, noté un bulto en mi cuello que crecía lentamente. Tras varios estudios, recibí un diagnóstico que cambiaría mi vida: melanoma metastásico. Fue durísimo asimilar la enfermedad mientras me preparaba para la llegada de mi hijo.
Tomé fuerzas de donde creí que no tenía, y mi bebé me dio el empuje necesario para seguir adelante.
Viajamos a Buenos Aires con mi familia en busca de respuestas. Consultamos múltiples clínicas y especialistas, pero los pronósticos no eran alentadores.
Mi embarazo limitaba los estudios que podían realizarme, y el tumor siguió creciendo, alcanzando el tamaño de una pelota de tenis.
Finalmente, llegué al Hospital Británico, donde conocí al Dr. Carlos Silva. Desde el primer momento, sentí que estaba en las mejores manos. Mi mayor necesidad como paciente oncológica fue saber que siempre iba a estar acompañada por mi equipo médico. La confianza en ellos fue clave: me acompañaron en cada etapa, en cada detalle, desde los análisis hasta las infusiones, con tanta dedicación y humanidad.
El 17 de mayo de 2021 nació Donato, sano y fuerte. Estuve una semana internada, bajo controles y estudios. Los estudios revelaron que el cáncer no solo estaba en mi cuello, sino también en mi mama derecha y en el hígado. Comencé un tratamiento de inmunoterapia que duró dos años. Fue un comienzo complicado y duro, donde cada día era un desafío. Comencé por la tiroides, fiebre alta, sarpullido en todo el cuerpo, dolor intenso en mi cuello y cara. Luego se generó trombosis en el abdomen que me llevó a recibir inyecciones en la panza con heparina cada 12 horas.
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